Mi Vino de la Semana

viernes, 21 de noviembre de 2008

La Montesa 2005


Después de una semana de ausencia debida a problemas de salud (gripe) que me impidieron beberme mi botellita del fin de semana, vuelvo a la carga.
Esta vez me he abierto un vino que hacía mucho que no bebía y que mezcla un montón de factores que me llaman la atención.
Por un lado, se trata de un vino de Rioja, nuestra denominación de origen por excelencia en cuanto a vinos tintos se refiere, ya que para mi la reina indiscutible es Jerez. Yo soy de la opinión de que todos volveremos a ella, hay algunos que nunca se han marchado pero que tampoco la han entendido y hay otros que pecan de falsa modernidad criticándola sin tregua. Esta misma mañana hablaba con un amigo de hacer una cata de grandes clásicos riojanos con vinos de bodegas centenarias y de buenas añadas. Estoy convencido de que estos vinos serían de primerísimo nivel frente a cualquier otro al que les enfrentáramos. De hecho creo que es un problema de deformación del gusto (Parker ha hecho mucho daño a esto del vino en España, demasiada uniformidad). Andrés Conde, una de las personas que más sabe de vino en este país, siempre compara sus viejas botellas de 904 o Murrieta con los grandes vinos de Borgoña de los cuales es un apasionado.
Además de tratarse de un vino de Rioja, La Montesa tiene el atractivo de elaborarse en Alfaro, en plena Rioja Baja, la más denostada de las subregiones riojanas, cosa que compensa con creces cuando hablamos de su elaborador... Álvaro Palacios.
Álvaro volvió hace ya casi 10 años a la bodega familiar con el fin de, como el mismo dice, hacer el vino de su vida. Es un 'crack' , un tío sencillo, muy amigo de sus amigos, que arriesgó y apostó hace ya casi 20 años (como pasa el tiempo) por una región como Priorat llevándola, junto a otro pequeño grupo de locos, a lo más alto del panorama vitivinícola mundial. Hace 10 años decidió trasladar sus inquietudes al Bierzo y de la mano de su sobrino Ricardo, Titín para los colegas, consiguió también reactivar una región que parecía dormida pese a tener para mi uno de los mayores potenciales a la hora de enseñar el terruño a través de una uva, la Mencía.
La estructura de la gama de vinos dentro que realiza Álvaro es la que más coincide con mis gustos y la más similar a Borgoña, mi punto de referencia. Poniendo como ejemplo los vinos del Bierzo, primero se hace un vino base de la región, Pétalos del Bierzo, luego un vino del pueblo donde se ubica la bodega, Corullón, para terminar haciendo los mejores vinos a partir de las fincas más representativas, Moncerbal, Las Lamas, La Faraona, etc...
En Alfaro, porque los vinos son de Alfaro más que de Rioja, el origen de los vinos está en una finca llamada La Montesa, en las faldas de la sierra de Yerga, de alrededor de 100 Ha. donde predomina la uva Tempranillo pero siempre acompañada de las otras variedades riojanas que le ayudan a sobrellevar algunas pequeñas carencias de acidez o frutosidad. Debemos destacar la Garnacha variedad que entra casi en la misma proporción en el 'coupage' que la Tempranillo y de la cual Álvaro es un profundo admirador, no en vano es la variedad empleada en su mítico L'Ermita.
Esta Montesa 2005 me ha gustado mucho, además de tratarse de un vino de un muy buen año en Rioja, tiene una mezcla de tradición y modernidad que le hace realmente atractivo. Tiene la contraetiqueta de crianza, un guiño a la tradición ahora que todo el mundo se apunta al carro de los vinos de cosecha y posee esas notas de su paso por barrica pero a la vez tiene un perfil goloso y jovial que posiblemente le aporte la Garnacha y que le hace diferenciarse de un crianza al uso. Un vino todoterreno que irá ideal con las patatas a la riojana que me voy a hacer este domingo (siempre he sido partidario de acompañar la gastronomía local con vinos de la zona).
Estoy seguro que el gran vino de Álvaro en Alfaro está por venir, quizá de esa nueva finca llamada Valmira situada en plena sierra y que es la nueva 'niña bonita' de la bodega.
Hasta la semana que viene!

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viernes, 7 de noviembre de 2008

12 Voltios 2007



A Francesc Grimalt le conocí hace un año. Me lo presentó mi compañero Flequi en el salón de los lacres que organiza Todovino y me comentó que se había independizado y estaba haciendo un vino con un amigo suyo, Sergi. Mientras charlábamos de ayudarle con la comercialización sonó mi móvil con la canción 'Blister in the sun' y Francesc dijo: 'Alguien a quién le suena los Violent Femmes en el móvil tiene que llevar nuestro vino por narices' (y eso que el rockero de la empresa es el Flequi, sin duda). Ahí empezó una buena amistad que se ha ido forjando con alguna visita y numerosas llamadas telefónicas.
El proyecto de 4 Kilos Vinícola, que así se llama la bodega, nace en el 2006 elaborando unas cuantas botellas en el garaje de un amigo viticultor con pocos medios pero con lo más importante mucha ilusión y una uva extraordinaria. El origen del nombre es como ellos divertido y original, se debe a la inversión inicial que hicieron ambos para arrancar el proyecto: 4 millones de pesetas (oséa, 4 kilos de los de toda la vida).
El primer vino de la bodega lleva ese nombre, pero hoy he abierto una botella de su segundo vino en el mercado 12 Volts. Su nombre se podría explicar diciendo que es el vino 'corriente' de la bodega, pero no por que se trate de un vino vulgar sino porque intenta transmitir toda la energía que tienen acumulada las uvas con las que se elabora. Se trata de sacar lo mejor de cada uva que compone el 'coupage' y hacer que se armonicen, como si de grupo de música se tratara la Syrah es la voz (marcando un estilo muy mediterráneo), la Merlot el bajo (aportando la madurez y experiencia), la Cabernet la batería (con su tanino que hace de esqueleto en su paso por boca) mientras que Callet y Fogoneu tocan las guitarras (la personalidad y singularidad del vino). Bueno, puede que se me haya ido un poco la olla pero con estos dos creo que no había mejor forma de interpretar el vino.
El vino pasa 12 meses en barrica mezcla de nueva americana y de segundo año francesa (proveniente de la crianza del 4 kilos). En general se intenta hacer una elaboración racional y fundamentalmente basada en el trabajo en la viña dejando una cubierta vegetal autóctona en las fincas que hacen que el suelo permanezca más vivo y haya una mayor competencia hídrica. De esta manera se obliga a la raíz a profundizar más en busca de alimento y suele dar como resultado unos vinos con mayor mineralidad.
El vino necesita de un poco de oxígeno inicialmente (por cierto, el corcho tiene un puntito arriba que viene bien para acertar con el sacacorchos), por lo que conviene abrirlo con un poco de tiempo o jarrearlo enérgicamente. Se trata de un grandísimo ejemplo de vino mediterráneo con frutosidad y estructura sin resaltar la madera en ningún momento. A pesar de tener un grado de alcohol medio-alto y una buena presencia tánica el vino no se hace nada pesado en boca. En un par de meses pienso que estará todavía más conjuntado (a veces el batería va a su bola, je je) pero ahora mismo ya es un vino agradable de beber que al final es lo que tenemos que buscar en los vinos, no?
En definitiva, muy interesante sobre todo conceptualmente, la forma de trabajo, la bodega y la gente hace que la energía haya llegado a este vino y a mi personalmente me haya recargado las pilas.
4 kilos, 12 voltios... ya le he propuesto a Francesc que el siguiente vino de la bodega se llame 20 centímetros, je je.
Hasta la semana que viene!

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